Descripción

Durante la Edad del Cobre (c. 3000 a 2000 a.C) surge, en el sureste de la Península, la Cultura de Los Millares. Esta cultura, que se extendía por las actuales provincias de Almería, Granada y el sur de Murcia, consolidó la forma de vida basada en la agricultura y la ganadería y protagonizó el inicio de la metalurgia. Además, se caracterizó por el alto grado de fortificación de sus poblados, la aparición de necrópolis en el exterior de los mismos y la jerarquización de su sociedad.

A comienzos del segundo Milenio a/C , también en el Sureste peninsular, se desarrolla la Cultura del Argar, una de las más avanzadas de todo el Bronce europeo. Esta cultura, que abarca una extensión territorial mayor que la de Los Millares, presenta un alto grado de complejidad social, con un sistema de producción especializado, controlado por élites, y un patrón de asentamientos jerarquizado y orientado hacia la producción de excedentes y su redistribución o acaparamiento.

A partir del 1.300 a.C. la descomposición del mundo argárico provoca profundas transformaciones en todos los ámbitos, apareciendo nuevas manifestaciones culturales propias de otros lugares de la Península. El sureste se integra en una dinámica general dominada por el uso del bronce, los intercambios y relaciones comerciales a larga distancia. Se configuran nuevos patrones de asentamiento con poblados ubicados en zonas llanas y abiertas más adecuados para sus relaciones comerciales.

Tras el receso que supone el Bronce Final, la llegada a comienzos del I milenio a.C. de los fenicios y a partir del siglo VIII a.C. de los griegos supuso un profundo cambio cultural en la Península. La “colonización” trajo consigo nuevas estructuras económicas y sociales, el culto a nuevos dioses, el torno de alfarero, el hierro, el vidrio, la moneda, la escritura, nuevos cultivos y un urbanismo mucho más desarrollado.